sábado, 3 de enero de 2015

Hetero Curiosos?

Hoy me encontré en cama pensando en las infinitas posibilidades que se presentan al ver un chico heterosexual guapo. Es cierto que cuando vemos a alguien que nos gusta vemos una película mental de lo que le haríamos si le hablásemos en el momento exacto con la palabra exacta, y lo curioso es que me lo pregunté luego de tener un encuentro sexual, muy recurrente ya, con un heterosexualque se dice llamar "curioso" conmigo, y me pregunté ¿qué pasa por la mente de los hombres heterosexuales que incursionan con gays?
Mi primera experiencia de este tipo fue en el colegio con un compañero de curso, y resultó una relación oculta de casi cuatro meses en los que no enfrentaba ningún problema para introducir mi pene en su ano, pero a él le gustaban (y le gustan) las chicas entonces, claramente hay algo que no me cuadra hasta el día de hoy, pero no se detiene, en la universidad volvió a suceder y en el chat telefónico, los así llamados "heterocuriosos" se ofrecen para ser activos con hombres o a veces, pasivos, lo que es más escandalizante es el hecho en sí mismo como teoría, es decir, un chico que se siente atraído por chicas busca chicos para tener sexo pero afirma que le gustan las chicas. Está bien, finjamos que entendemos esto. Si este chico no quiere nada con un hombre ¿para qué lo busca?, la propia pregunta se hace improcedente, pero aún así, este tipo de preguntas no tienen lugar en la centralidad de lógicas de estas personas.
Dicho esto, cuando trabajé de promotor de una importante marca, estuve teniendo una relación sentimental y sexual con un "heterosexual" durante ocho meses y que al hacer uso de la dialéctica frente al tema la respuesta era simple "es que tú eres especial". A modo de acotación, creo yo (y porque me lo dicen) que no se me nota que soy gay, y es que no suelo ser femenino para mis cosas, entendiendo eso, se me hace más incomprensible el hecho de que yo sea alguien especial que detone cosas extrañas en chicos normales que van por la vida mirando tetas y culos, pero que sin embargo se sienten atraídos por mi pene. Y como yo hay muchos más, y con ellos también muchos casos así.
Estoy en este momento bajo una relación de sexo-amistad con un heterosexual, que sale a discotecas y tiene sexo con chicas hermosas, para qué demonios quiere mi pene en su ano, me pregunto yo. Claro, no se lo pregunto mientras estoy en eso, pero sí se lo plantié a modo de inquietud y su respuesta fue simple: "no lo sé". Muy bien, como ya tengo algo de experiencia con testarudos heterocuriosos preferí no incurrir en más preguntas, pero la inquietud no deja de ser más preocupante, ¿qué pasa con esas parejas que llevan años de casados y el tipo decide algo tan simple como tener una aventura con un hombre? (Claramente a escondidas) cómo se sobrelleva eso, qué tipo de base justifica esa inclinación tan ilógica, es contraproducente en actuar. Es decir, tengo señora, sexo seguro, una vagina jugosa y mía, mmm.... se me apetece un culito de un tipo.
No, no encontré respuesta a esto, y por lo demás, es una inquietud que poco me importa por ahora mientras me haga tener sexo periódicamente, pero sí me hace pensar y dar vueltas y lo dejo de tarea para reflexionar, cómo se fundamenta algo así, cómo existe la curiosidad al punto de hacerlo relación, porque es distinto el hetero que es curioso y prueba un poco de ello al hetero que se hace adicto al tema y lo hace parte de sí mismo y se sigue llamando curioso a sí mismo.
Por último, lo que quieran decir del punto G del hombre que se encuentra cerca del ano no es muy cercano a introducir el pene en él, por otro lado, los heterosexuales que incurren en masturbaciones públicas por curiosidad en los baños de hombres son fáciles de conseguir una mamada, y por qué no, un 69 y de repente no se dan cuenta cuando están ensartados. Da para pensar más de lo que sugiere, y es que si bien, puede ser un factor psicológico, la "heterocuriosidad" parece ser más común de lo que se cree o se piensa, ojo con ello, por que si los gays están en todas partes, los curiosos andan cerca.

A mis queridos lectores,
Amaroh Hikaru Melville

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