De los creadores de "Mi pololo y mi mejor amigo" llega "mi mino y mi primo". Se trata de mi primo, tres años mayor que yo, se lleva a mi pareja abierta a vista y paciencia de quienes estábamos en la discoteca recién entrando y luego de baile intenso sobre baile intenso, la traición se dejó notar. Comencé a cuestionarme si acaso era yo, si acaso era mi redondo cuerpo, si acaso era mi adolescente mente, si acaso era mi desprendimiento social, y al no encontrar respuesta comencé a pensar "¿es posible mantener una relación abierta?, ¿hasta cuándo es posible querer a alguien que sabes que te engaña?, ¿es sano proponer tener una relación abierta a alguien que quieres sólo por aferrarlo a algo?, ¿qué permitir en una relación abierta?
Comencé por tratar de definir lo que es una relación abierta, universalmente, claro. Se entiende, de manera general, que una relación abierta es un tipo de relación en la cual se establece de acuerdo consuetudinario que los participantes pueden mantener relaciones con otras personas. Ahora bien, por conveniencia, lo ideal es que ninguno sepa cuándo, cómo y con quién se acuesta, por sanidad mental.
Ese fue precisamente el problema, me lo hicieron en mi cara, con la versión más alta, esbelta y chanta de mi. Romper ese pacto invisible significó el drástico final de una relación turbulenta que viene de la época en que compartía mi lecho con otros tres sujetos.
Saber si es posible mantener una relación abierta no es difícil y sólo se justifica si se respetan ciertas reglas, las que se establecen conforme a la relación, pues cada pareja sabe dónde es necesario 'rallar la cancha'. Mantener una relación abierta depende de la voluntad de ambos y conociendo los acuerdos no es muy complicado enfrentar una situación simple de desacuerdo, como la falta de comunicación, situación que había sorteado con este muchacho bastante bien.
Es posible querer a alguien que sabes que te engaña, principalmente por el acuerdo de la relación abierta, asumes de inmediato que la otra persona se puede acostar con quien quieras, y es patético porque es bajo ese riesgo que asumí seguir adelante ya que no pude tenerle como pololo en dos ocasiones, la relación abierta, entonces, se hacía la opción más viable. Es entonces posible querer a alguien con quien aceptas tener una relación abierta, sí, pero te hace un ser patético. Lo que me lleva a preguntarme si es sano proponerle a alguien este tipo de relación sólo por querer aferrarlo a algo. Y es que quería eso precisamente, ya que no pude como pareja estable, tal vez como una inestable, al menos, tendría la certeza de que algo de mi viviría en él y viceversa. Lo que no quita el hecho de que sea un evento patético.
Por otro lado, qué permitir en una relación abierta se transforma en la interrogante más retórica del discurso, puesto que ya depende de cada pareja y de lo que necesite,en función de lo que permita ver o sentir. Establecer sus propias reglas es fundamental así como respetarlas y hacerlas saber abiertamente. Y ese es el principal error en mi caso, el no hablar de la relación, quizás por miedo a que al hablar de la relación, precisamente se acabe la relación. Ese miedo casi irracional provocó que un estudiante de comunicación perdiese la comunicación en uno de los ámbitos más fundamentales de la vida misma, como lo es el sentimiento de pareja, sentimiento fuertemente golpeado en este momento y que ahora trato de recoger en miles de pedazos.
La única persona que, a pesar de la distancia en tiempo y espacio me recibía con un abrazo y un beso y era capaz de hacerme cariño por horas sólo para verme sonreír dejé que me hiciera daño y con mi propia sangre.
Es que ante casos del corazón no hay mucha vuelta que darles, menos ante casos de calentura, pues dudo que lo que haya pasado esa noche sea amor.
Como sea, mi consejo para esta ocasión es claro: tenga ojo con quién pretende iniciar qué tipo de relación y nunca estés demasiado confiado de que siempre tendrás ese trocito dulce de chocolate amargo para saborear. Tampoco se trata de ser desconfiado de todo ni todos, al contrario, sin confianza no hay relación, pero nunca debes esperar ser el cristal frágil que debe ser custodiado, los pies siempre deben estar en la tierra y siempre debes mantener parte del velo en los ojos para poner atención de lo que tienes en frente y al mismo tiempo imaginar lo que vendrá.
A mis queridos lectores,
Amaroh Hikaru Melville