En un mundo de desconfianzas, donde la información está tan accesible, algunas veces nos equivocamos, no solo en confiar en alguien equivocado, sino en provocar desconfianza hasta en los más cercanos y en los más insignificantes detalles.
La confianza es un aspecto curioso, no exclusivo de nuestra especie, mas se extrapola a todos los vínculos que podamos generar, con otras personas o con nuestras mascotas. A fin de cuentas, nos es difícil establecer con claridad qué tipo de relación es corrompida con más facilidad por la desconfianza.
Muchas veces cometemos el error de romper la confianza con nuestros padres, muchas veces por nimiedades, a veces con amigos por traicionarlos con alguna estupidez, y a veces a nuestras parejas por algo que suele ser más grave.
La confianza es algo complejo en sí mismo, tan capaz de generar vínculos complejos como de romperlos. Entonces me puse a pensar, cuando la confianza se rompe ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por recuperarla?
En mi experiencia, una desconfianza surgida por una traición puede ser tanto o más grave que un simple ocultamiento de información. Sin embargo, depende mucho de ambos actores, depende mucho de las incidencias, depende de la sensibilidad de cada uno y del vínculo establecido.
Si estamos dispuestos a reparar una relación rota por la desconfianza ¿cuándo podemos estar seguros de haberla recuperado? o será que nunca se recupera del todo e inevitablemente debemos vivir con esa mancha en nuestro expediente, como una anotación en nuestro certificado de antecedentes de las relaciones.
Mucho de lo que creemos fomenta la confianza proviene de momentos en que nuestros miedos más profundos, como el perder a la persona nos lleven a cometer actos que atentan contra nuestra privacidad, sentido común y la propia dignidad ¿estamos dispuestos a ceder nuestra dignidad por haber cometido un error?
La confianza no se recupera del todo, es que siempre está ese miedo a que pueda volver a ocurrir ese maldito hecho que nos llevó a romper uno de los hilos de la trenza más arraigada que son nuestros vínculos para con el otro.
Es entonces que ¿debemos hacer un reporte constante de nuestros pasos para generar confianza o solo debemos seguir siendo nosotros, a pesar de que eso mismo nos llevó a perder la confianza en primer lugar? No necesitamos más inseguridades en este camino por la redención pero toca preguntar ¿qué carajos debo hacer para recuperar la confianza de alguien que se ha desilusionado de uno?
Quizás sea suficiente con dejar el tiempo pasar y ver qué sucede, y si eso no repara nada, cortar para siempre ese vínculo para no seguir perdiendo energías en reparar algo que inevitablemente se ha dañado sin posibilidad de reconciliación. Es que perdonar no es lo mismo que olvidar, máxime, el no poder olvidar podría generar ese renuente pensamiento de que aquella persona podría volver a jugar con eso tan delicado que es la confianza.
¿Debemos esforzarnos en perdonar y olvidar o acaso debemos aceptar el error como cualquier otro error y mirar al frente para seguir con nuestras vidas?
La confianza es algo curioso ¿no?
Casi es un objeto, que ganamos o perdemos, rompemos, reparamos y recuperamos, o simplemente la botamos. Todo por comodidad, o por salud mental.
Asimismo, en tiempos de ambigüedad, donde nadie tiene la verdad absoluta, muchas veces nos encontramos en un laberinto sin salida aparente, donde no sabemos qué camino tomar.
Sentirse desorientado debe ser una de las sensaciones más traicioneras. Capaces de dar grandes avances como de cometer los más graves errores.
Entonces ¿cuál es el salto de fe que debemos dar en rigor de la confianza? Es que ¿Se trata de confiar a fe ciega o debemos tener prueba fidedigna de que la confianza se puede recuperar, pedir pruebas y testigos, hacer un juicio e invocar a nuestro juez más severo para emitir un veredicto que nos deje tranquilos ya sea, confiando o desconfiando?
Por otro lado, está el caso de qué hacer cuando has roto la confianza de alguien ¿podemos seguir teniendo nexos con alguien que no confía en nosotros o debemos esperar a que mágicamente se restablezca y seguir con nuestras vidas como si nada hubiera pasado?
Por mi parte, soy lapidario, no me quedaré donde no confíen en mí. He cometido errores, unos más graves que otros, pero de ellos aprendo y lo mismo espero del resto.
La confianza es algo curioso.
A mis queridos lectores,
Hikaru Ritsuka Host