Conversando con mis amigos de la universidad,
donde se supone que se encuentran las mentes más abiertas de la sociedad (sólo
se supone), me di cuenta de que hay ciertos pudores a la hora de hablar de
sexo, independiente del sexo heterosexual u homosexual, existen pudores con el
sexo en los universitarios a la hora de hablar con amigos. Entonces,
corresponde preguntar ¿están los jóvenes preparados para hablar libremente de
sexo?
Entonces, me posicioné en los jóvenes
universitarios, y es que más arriba dije que los universitarios tendrían que
ser, en términos ideales, las mentes más abiertas de la sociedad.
Son entonces los jóvenes universitarios con
quienes me dedico a hablar de sexo. Pero es complicado establecer límites a la
hora de hablar de sexo, vale decir que no todas las personas piensan de igual
manera y, por lo tanto, no es posible establecer límites claros en un grupo
surtido de jóvenes universitarios donde los límites a la hora de hablar de sexo
son variados conforme las personas son variadas también. Es curioso ver como
con ciertas personas se pueden detallar cosas que con otras personas no se
podrían decir por asco o pudor, sin embargo no muchas veces tiene que ver con
el sexo homosexual y heterosexual, pues al llegar a ciertos límites de
descripción del acto sexual heterosexual es necesario detenerse para evitar
hacer que la imagen mental de la otra persona llegue a límites en que la
obliguen a gritar para que el que esté hablando se calle. En otros casos el
sexo homosexual no puede ser ni mencionado por el hecho de ser un pudor o un
asco que llega a ser realmente absurdo.
Por el otro lado, en el caso homosexual
existen también ciertos pudores al hablar de sexo, si bien, los homosexuales
son, por lo general, de mente más abierta a muchos temas, hay pudores en su
propio entorno a la hora de hablar de sexo, por ejemplo una lesbiana que no
tolera escuchar detalles de sexo anal gay. En mi propio caso, que he tenido la
oportunidad de experimentar ambos tipos de relaciones sexuales, y que en verdad
no me da miedo fingir nada, me da exactamente lo mismo escuchar tal o cual cosa
acerca del sexo sea cual sea. Y eso me lleva al siguiente punto de la
discordia, el fingir, el hecho de aparentar una cosa que no se es frente a
ciertas personas se demuestra al presentar un falso pudor al hablar sobre tales
o ciertos temas como el sexo. ¿Qué pasa por las mentes de las personas al
llegar a este estado de fingir algo que no son con tal de aparentar algo que
les aseguraría un espacio dentro de la comunidad para ser aceptado. Esta parte
es realmente deprimente y debería ser la misma razón para la exclusión social
de quienes intentan llevar a cabo esta aberración personal, pues, mostrar una
careta de algo que no se es llevaría inevitablemente a la propia destrucción
del ámbito social ya que tarde o temprano se mostrará la real personalidad de
la persona y lo llevará a un alejamiento social al haber mentido a los que le
rodean por haberse mostrado como alguien que no es. Esto también provoca un problema
personal que tiene que ver con la propia limitación, el contenerse, la auto represión
de la personalidad.
Ahora, lo que me sucede en donde trabajo, a
diferencia de donde estudio, el tema es distinto, se puede hablar de sexo
heterosexual sin límites pero con un toque más de divertimento, vale decir, el
pene y sus usos, o la carencia del sexo y cómo obtenerlo. Sin embargo, el sexo
homosexual presenta una dificultad, por el momento, en este espacio
heterosexual semi-cerrado, se trata de hablar de sexo homosexual de manera
informativa, como del tipo preguntas, si duele o no, si gusta o no, las
situaciones y posiciones, etcétera. En mi propia experiencia, es un lugar que
estoy abriendo para la libre discusión del sexo.
Por lo pronto, es quizás el medio de mente
abierta quien tiene la responsabilidad moral y social de abrir las mentes
ajenas a tratar de temas relacionados con el sexo sin importar su origen, ya
sea hétero u homosexual, pues el placer y la práctica del mismo sexo es tema en
ambas partes y es necesario que no existan barreras en el área de la discusión
para poder hablar de igual a igual y poder llegar a logros como el de Canadá
(información otorgada por un canadiense actualmente residente en Chile) donde
la discusión del sexo no es un tema informativo o con límites otorgados por el
pudor, sino que se trata de un tema que en verdad es de libre discusión sin
límites dependiendo del nivel de confianza entre el grupo que lo converse y no
del género de sus hablantes. Sin duda es un ejemplo de abertura de mente que es
necesario imitar si queremos vivir en armonía, quitarse los pudores y los
falsos pudores que nos llevan a la propia segregación de las personas,
independiente de si son heterosexuales u homosexuales.
El sexo se vive y se habla, es necesario que
nuestros amigos con quienes es que generalmente comentamos nuestras
experiencias y dudas y comparaciones acerca del sexo, conozcan nuestras
inquietudes del sexo sin que necesariamente se establezca el límite de si es
sexo hétero u homosexual.
A mis queridos lectores,
Amaroh Hikaru Melville